Hackeando la educación a través de la tecnología

Tras más de 15 años trabajando con niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad y con sus familias, Carlos decidió montar Creática junto a otros compañeros que compartían su pasión por la tecnología y la educación social.

Carlos siempre ha tenido claro el poder que tiene la tecnología para el empoderamiento ciudadano. Ingeniero informático de formación, comenzó a moverse por los circuitos del software libre durante los años 90, período en la que un grupo de personas expertas en programas informáticos y sistemas operativos, se movilizó de manera colaborativa para canalizar y liberar todo su conocimiento al resto de la comunidad.

“En esta época, ya había pasado por varias empresas del sector, como Telecyl u Oracle, donde trabajaba montando redes como técnico de sistemas”, explica Carlos. Era el tipo de funciones para las que se había formado académicamente y la clase de trabajo que imaginaba iba a desempeñar en el futuro o, al menos, a medio plazo. Sin embargo, como él mismo dice “tenía el convencimiento de que la tecnología podía tener otras utilidades y aplicaciones”.

Criado en el madrileño barrio de Vallecas, Carlos era un vecino al que le preocupaba la situación de su entorno. Jóvenes con desapego hacia la escuela provenientes de familias desestructuradas, alto índice de fracaso escolar, delincuencia juvenil… “No tenía formación pedagógica, pero tenía claro que el tema social era lo que me movía por dentro”, cuenta Carlos.

Justo en esa época, la asociación Semilla estaba trabajando con jóvenes de estos perfiles en el Distrito Sur de Madrid. Existía un gran porcentaje de absentismo educativo que requería de una mayor atención. Y necesitaban un perfil técnico como el de Carlos. Quien no se lo pensó dos veces y se unió al proyecto.

“Cuando comencé en Semilla me veían
como un marciano por mi perfil técnico y
por no tener experiencia en la educación social,
pero confiaba en la tecnología como motor
de cambio para esos chavales”.

A Carlos le dieron un lienzo en blanco para poder utilizar tecnologías emergentes, como la impresión 3D, y metodologías hasta el momento pensadas para otros perfiles. Pero trabajó para adaptarlas y que encajaran con sus estudiantes.

De Semilla a Creática

Sólo en Villaverde, Semilla trabajaba con 2.000 jóvenes, pero con la crisis no pudo mantenerse. “Después de tantos años transformando el tejido social de comunidades necesitadas habíamos adquirido un expertise difícil de conseguir y además mucha gente se acercaba a nosotros a decirnos que debíamos continuar”, recuerda agradeciendo el apoyo.

Es así como nace Creática en 2015, una entidad sin ánimo de lucro cuyo objetivo es impulsar la mejora de vida y oportunidades de niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad a través del desarrollo de sus capacidades creativas. Se trata de darles las herramientas que les permitan tener trayectorias educativas normalizadas, que aumenten las oportunidades de desarrollar vocaciones tecnológicas y facilitar su plena inclusión en la sociedad del futuro.

Fabricantes es solo un ejemplo de todos los programas con los que cuenta Creática, tanto para fomentar la tecnología como para impulsar procesos de aprendizaje para personas en situaciones de desventaja social. Para favorecer su inserción escolar y educativa en igualdad de oportunidades. Casi 1.000 personas se han beneficiado de los programas organizados por Creática.

Esta asociación acaba de aterrizar en La Nave, donde esperan generar mayor visibilidad de su proyecto, y así seguir creciendo. Además, lo hacen en un barrio donde existe un 35% de fracaso escolar, frente al 20% del resto de España, cifras muy elevadas respecto a la media europea.

Su acogida no ha podido ser mejor pues han contado con Estudiantes del Máster de Diseño de Experiencia de Usuario del IE Business School y con la ayuda de Enorme Estudio. Juntos han diseñado, construido y adaptado el espacio multiusos donde Creática se va a instalar en La Nave.

Dentro de los muchos programas con los que cuenta Creática – en los que también hay espacio para las personas interesadas en la tecnología como ocio – destacan sus programas dentro del sistema educativo para jóvenes que se han distanciado de la escuela. Fabricantes es una iniciativa que se centra en jóvenes que han abandonado el sistema educativo, que pueden tener problemas en su entorno familiar, sufren violencia, tienen poca referencia familiar, cuestionan la autoridad o que han ido aprobando pero no tienen el nivel educativo.

“La creatividad es la herramienta
para que crezcan y sepan desarrollarse
en el entorno en el que viven. Y para que vean
su ciudad de forma crítica.
Esa creatividad la canalizan a través de la tecnología”.

Fabricantes es solo un ejemplo de todos los programas con los que cuenta Creática, tanto para fomentar la tecnología como para impulsar procesos de aprendizaje para personas en situaciones de desventaja social. Para favorecer su inserción escolar y educativa en igualdad de oportunidades. Casi 1.000 personas se han beneficiado de los programas organizados por Creática.

“Volvemos a Villaverde, que es un territorio que conocemos y además hemos podido moldear el espacio en La Nave a nuestro gusto, haciéndolo muy acogedor. ¡Estamos muy ilusionados con esta nueva aventura”, exclama Carlos.

Carlos Flores Álvarez es cofundador y Director de proyectos de Creática.