Caocus: nuevos materiales para cambiar el mundo

La economía circular está de moda, y es una moda de esas que no deberían acabarse, pues es necesaria. La producción de bienes basada en la reducción del consumo y del desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía, centra ahora los debates en los foros más importantes del mundo, aunque para muchos científicos, esta reflexión sobre la sostenibilidad del actual modelo económico lineal es ineludible desde hace años.

Entre esos pensadores pioneros figura Silio Cardona, ingeniero químico español que hace casi 40 años desarrolló toda la tecnología necesaria (moldes, prensas hidráulicas y maquinaria específica) e ideó la fórmula para obtener un material que pudiera sustituir a la madera y ayudará a evitar la deforestación del Planeta.

Lo más curioso de este nuevo material –llamado ‘maderón’-, que tenía el aspecto y las propiedades de la madera natural pero además era de iguales o mejores prestaciones que la propia madera, es que estaba hecho de cáscaras de almendra, un subproducto agrícola que no tenía otra aplicación que ser quemado.

Tras lograr la patente en 1991, se lanzó a promocionarla por el mundo, y construyó una planta de 5.000 metros cuadrados dedicada a la venta de su tecnología y a la fabricación de ataúdes –era el negocio familiar- y toda clase de diseños con su nuevo material. Sin embargo, tras la muerte de Silio, y pese a la repercusión internacional del maderón, tanto sus socios como los inversores abandonaron el proyecto y quedó en el olvido; hasta hoy…

En la actualidad Javier de Pablo Martín (24 años), uno de los innovadores más jóvenes de la comunidad de La Nave, ha recogido el guante de Cardona y se propone continuar su legado, aunque con algunos matices, entre ellos, la utilización de otro material: el cacao.

¿Por qué Caocus?

Javier estudió Biotecnología en la Universidad Pública de Murcia, pero quiso dar un paso más en su carrera científica, y continuó su formación realizando el Máster de Biología Vegetal Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. Fue en este periodo, y mientras investigaba para realizar un trabajo para clase, cuando recordó la historia de Cardona y quiso recuperar la idea de utilizar residuos agrícolas para crear un material que pudiera sustituir a la madera.

“Caocus viene de `teobroma cacao´, la cáscara del cacao,
y de `cocus nucífera´, la cáscara del coco”

 

En su caso, ha buscado otro residuo que se genera y desperdicia más que la almendra, y ha llegado a la conclusión de que la cáscara de cacao o la del coco son las mejores opciones. Sin embargo, y debido a la diferencia en el tratamiento de ambas cáscaras, ha decidido comenzar por el cacao. “El coco no se genera tanto como residuo y, además, a la cáscara ya se le da un uso como parte de los abonos con sustratos para el crecimiento vegetal”, explica Javier. Por otro lado, la cáscara de cacao es un residuo que se desperdicia casi en su totalidad y no tiene uso, por lo que es perfecto para seguir el modelo que defiende la economía circular: utilizar la mayor parte de materiales biodegradables posibles en la fabricación de bienes de consumo –nutrientes biológicos- para que éstos puedan volver a la naturaleza sin causar daños medioambientales al agotar su vida útil.

“Cambiar el mundo es imposible, pero intentarlo es una obligación”

 

Caocus está todavía en fase de ideación, pero Javier ya ha comenzado los contactos con el mayor productor de cacao a nivel mundial, Costa de Marfil. “Me encantaría conseguir que una actividad que, a priori, pertenece al sector primario, se acabará industrializando, con los beneficios que eso conlleva para el país de origen”, aborda ambicioso Javier. Sin duda, aportar valor social al medioambiental sería la guinda al proyecto.

La clave para su viabilidad puede estar en la fórmula, y por eso Javier se encuentra inmerso en diferentes investigaciones con ayuda de la Universidad Complutense. El objetivo es conseguir un material consistente y además crear productos 100% biodegradables a partir de él.

Javier ha ido pivotando su idea debido a las dificultades que ha encontrado por el camino, y actualmente, continúa aprendiendo sobre la parte más financiera y en todo lo concerniente a la innovación y los posibles modelos de negocio para su proyecto en La Nave, donde está inscrito a su programa de aceleración.