La formación y la educación, claves para afrontar los procesos de innovación

El presente, y más aún el futuro, parece no entenderse sin ciencia, sin tecnología… sin innovación. Ya se trate de una organización con un gran bagaje detrás, de una startup de nueva creación o de un ciudadano de a pie, adaptarse al paradigma actual es vital para ser competitivo y hacer frente a los retos de la economía actual. Y es que, el desarrollo de los sistemas de ciencia, innovación y sus aplicaciones tecnológicas determina la competitividad presente y futura de los tejidos productivos.

Para hacer frente a ello es imprescindible el conocimiento, la formación. La Unión Europea reconoce que la inversión en innovación y en el conocimiento es un factor determinante para la competitividad empresarial y para el bienestar de la sociedad y del individuo.

Como menciona Carlos Barrabes, fundador y presidente de Barrabés.biz, en su artículo ‘Meaningful Innovation: La Innovación al servicio de las personas’, “el mundo que nos ha tocado vivir es un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, cuya seña de identidad es el cambio permanente y las crecientes dificultades para anticiparlo e interpretarlo”.

En este mundo de innovación constante, el conocimiento y la formación adquieren una dimensión de vital importancia para hacer frente a la complejidad que presenta la innovación. Para entender los nuevos conceptos, metodologías y tecnologías que ya no son futuristas, como el Internet de las Cosas, la inteligencia artificial o la realidad virtual, entre otras muchas.

Es necesario, por tanto, promover el conocimiento como uno de los valores indispensables en todas aquellas organizaciones que quieran ser innovadoras. Lo que conlleva también a la formación obligatoria de los profesionales que la conforman, convirtiéndose este punto en un pilar sobre el que se construya el sistema de innovación. Y es que como dice Javier Megías, CEO y co-fundador de STARTUPXPLORE: “Una de las claves para disponer de un modelo productivo innovador y competitivo para un país reside en su educación”.

“Mientras que la educación es para siempre, la formación nos lleva por un camino de aprendizaje permanente”, apunta Carlos Barrabes en su artículo. Y es que, tal y como apunta, el lifelong learning se convierte “en una vía que nos permite dar respuesta a los desafíos de nuestro tiempo”.

La educación permanente es un paradigma educativo abierto a cualquier etapa de aprendizaje de la vida de una persona. Es considerada como el movimiento que pretende llevar a todos los niveles y estados de la vida del ser humano hacia un aprendizaje continuo, para que a cada persona le sea posible tanto recibirla como llevarla a cabo y mejorar conocimientos, competencias y actitudes.

Esta misma semana se celebraba en México el Congreso Internacional de Innovación Educativa (CIIE) 2017. Allí, José Escamilla, director de TecLabs, el Tecnológico de Monterrey, señaló: “La educación y la innovación han llevado a la humanidad a niveles de progreso que hasta hace poco se veían en la ciencia ficción. La automatización, la robótica y la inteligencia artificial han creado un mundo con mayores comodidades, han satisfecho demandas de salud y productividad”.